Nos enfrentábamos a un piso con espacios ya muy amplios en el que había que actualizar, renovar los baños, la cocina y toda la carpintería. Nos decantamos por el blanco tanto para puertas como para armarios, aprovechando el interior de los mismos.
El recibidor, con una columna de espejo y una puerta trasera que se dirigía al salón, daba una sensación muy angosta para las posibilidades del mismo, por ello decidimos actuar en el mismo para conseguir una entrada mucho más abierta y espaciosa que realmente cuadraba mucho más con el resto.
Para ello unificamos el pasillo y quitamos las puertas del salón consiguiendo así mucha más profundidad en la vivienda.
Parte del pasillo se añadió al dormitorio principal, cuadrando tanto la puerta del dormitorio como la de la cocina con unas puertas de hierro correderas que se juntan en el medio y dan al recibidor una sensación mucho más equilibrada.